Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/462

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 458 —

buena suerte les trajere á conocer el autor que diahí por cen que compuso una historia anda que con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le dí de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.

Cerró con esto el testamento, y tomándole un desmayo, se tendió de largo á largo en la cama. Alborotáronse todos, y acudieron á su remedio, y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy á menudo. Andaba la casa alborotada; pero con todo comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra ó templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto. En fin, llegó el último de don Quijote, después de recibidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote, el cual entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dió su espíritu: quiero decir que se murió.

Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comunmente don Quijote de la Mancha, había pasado desta presente vida, y muerto naturalmente; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de que algún otro autor que Cide Hamete Benengeli le resucitase falsamente, y hi-