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366en defensa, porque sería destruirme, sino que libremente le dejase desembarazado el reino, si quería escusar la muerte y total destruición de mis buenos y leales vasallos, porque no había de ser posible defenderme de la endiablada fuerza del gigante; sino que luego con algunos de los míos me pusiese en camino de las Españas, donde hallaría el remedio de mis males, hallando á un caballero andante, cuya fama en este tiempo se estendería por todo este reino, el cual se había de llamar, si mal no me acuerdo, don Azote ó don Gigote.

—Don Quijote diría, señora, dijo á esta sazón Sancho Panza, ó por otro nombre el caballero de la Triste Figura.

—Así es la verdad, dijo Dorotea: dijo más, que había de ser alto de cuerpo, seco de rostro, y que en el lado derecho debajo del hombro izquierdo ó por allí junto, había de tener un lunar pardo con ciertos cabellos á manera de cerdas.

En oyendo esto don Quijote, dijo á su escudero:

—Ten aquí, Sancho hijo, ayúdame á desnudar, que quiero ver si soy el caballero que aquel sabio rey dejó profetizado.

—Pues para qué quiere vuestra merced desnudarse? dijo Dorotea.

—Para ver si tengo ese lunar que vuestro padre dijo, respondió don Quijote.

—No hay para qué desnudarse, dijo Sancho, que yo sé que tiene vuestra merced un lunar desas señas en la mitad del espinazo, que es señal de ser hombre fuerte.

—Eso basta, dijo Dorotea, porque con los amigos no se ha de mirar en pocas cosas, y que esté en el hombro ó que esté en el espinazo, importa poco; basta que haya lunar, y esté donde estu-