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Y cuando esto suceda al revés de lo que yo pienso, con el gusto de ver que acerté en mi opinión, llevaré sin pena la que de razón podrá causarme mi tan costosa experiencia: y prosupuesto que ninguna cosa de cuantas me dijeres en contra mi deseo, ha de ser de algún provecho para dejar de ponerle por la obra, quiero, oh amigo Lotario, que te dispongas á ser el instrumento que labre aquesta obra de mi gusto, que yo te daré lugar para que lo hagas, sin faltarte todo aquello que yo viere ser necesario para solicitar á una mujer honesta, honrada, recogida y desinteresada. Y muéveme entre otras cosas á fiar de tí esta tan ardua empresa, el ver que si de tí es vencida Camila, no ha de llegar el vencimiento á todo trance y rigor, sino á solo por hecho lo que se ha de hacer por buen respeto; y así no quedaré yo ofendido más de con el deseo, mi injuria quedará escondida en la virtud de tu silencio, que bien sé que en lo que me tocare ha de ser eterno como el de la muerte. Así que, si quieres que yo tenga vida que pueda decir que lo es, desde luego has de entrar en esta amorosa batalla, no tibia ni perezosamente, sino con el ahinco y diligencia que mi deseo pide, y con la confianza que nuestra amistad me asegura.

Estas fueron las razones que Anselmo dijo á Lotario, á todas las cuales estuvo tan atento, que si no fueron las que quedan escritas que le dijo, no desplegó sus labios hasta que hubo acabado; y viendo que no decía más, después que le estuvo mirando un buen espacio, como si mirara otra cosa que jamás hubiera visto, que le causara admiración y espanto, le dijo:

—No me puedo persuadir, oh amigo Anselmo, á que no sean burlas las cosas que me has dicho; .