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Anselmo, ¿tú no me has dicho que tengo de solicitar á una retirada? ¿persuadir á una honesta?

¿ofrecer á una desinteresada? ¿servir á una prudente? Sí que me lo has dicho: pues si tú sabes que tienes mujer retirada, honesta, desinteresada y prudente, ¿qué buscas? Y si piensas que de todos mis asaltos ha de salir vencedora, como saldrá sin duda, ¿qué mejores títulos piensas darle después, que los que ahora tiene? ¿ó qué será más de lo que es ahora? O es que tú no la tienes por lo que dices, ó tú no sabes lo que pides: si no la tienes por lo que dices, ¿para qué quieres probarla, sino como á mala hacer della lo que más te viniere en gusto? Mas si es tan buena como crees, impertinente cosa será hacer experiencia de la misma verdad, pues después de hecha se ha de quedar con la estimación que primero tenía. Así que, es razón concluyente que el intentar las cosas, de las cuales antes nos pueden suceder daño que provecho, es de juicios sin discurso y temerarios, y más cuando quieren intentar aquellas á que no son forzados ni compelidos, y que de muy lejos traen descubierto que el intentarlas es manifiesta locura. Las cosas dificultosas se intentan por Dios ó por el mundo, ó por entrambos á dos: las que se acometen por Dios, son las que acometieron los santos, acometiendo á vivir vida de ángeles en cuerpos humanos: las que se acometen por respeto del mundo, son las de aquellos que pasan tanta infinidad de agua, tanta diversidad de climas, tanta estrañeza de gentes por adquirir estos que llaman bienes de fortuna; y las que se intentan por Dios y por el mundo juntamente, son aquellas de los valerosos soldados, que apenas ven en el contrario muro abierto tanto espacio cuanto L