Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo I (1908).pdf/410

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 408 —

es el que pudo hacer una redonda bala de artillería, cuando puesto aparte todo temor, sin hacer discurso ni advertencia al manifiesto peligro que les amenaza, llevados en vuelo de las alas del deseo de volver por su fe, por su nación y por su rey, se arrojan intrépidamente por la mitad de mil contrapuestas muertes que los esperan. Estas cosas son las que suelen intentarse, y es honra, gloria y provecho intentarlas, aunque tan llenas de inconvenientes y peligros; pero la que tú dices que quieres intentar y poner por obra, ni te ha de alcanzar gloria de Dios, ni bienes de la fortuna, ni fama con los hombres, porque puesto que salgas con ella como deseas, no has de quedar ni más ufano, ni más rico, ni más honrado que estás ahora; y si no sales te has de ver en la mayor miseria que imaginar se pueda, porque no te ha de aprovechar pensar entonces que no sabe nadie la desgracia que te ha sucedido; porque bastará para afligirte y deshacerte que la sepas tú mismo.

Y para confirmación desta verdad, te quiero decir una estancia que hizo el famoso poeta Luis Tansilo, en el fin de su primera parte de las «Lágrimas de San Pedro», que dice así:

Crece el dolor y crece la vergüenza en Pedro, cuando el día se ha mostrado, y aunque allí no ve á nadie, se avergüenza de sí mismo, por ver que había pecado:

que á un magnánimo pecho, á haber vergüenza, no sólo ha de moverle el ser mirado, que de sí se avergüenza cuando yerra, si bien otro no ve que cielo y tierra.