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<—417sura á un escuadrón de caballeros armados. Mirad si era razón que le temiera Lotario; pero lo que hizo fué poner el codo sobre el brazo de la silla y la mano abierta en la mejilla, y pidiendo perdón á Camila del mal comedimiento, dijo quería reposar un poco en tanto que Anselmo volvía. Camila le respondió que mejor reposaría en el estrado que en la silla, y así le rogó se entrase á dormir en él.

No quiso Lotario, y allí se quedó dormido hasta que volvió Anselmo, el cual como halló á Camila en su aposento y á Lotario durmiendo, creyó que como se había tardado tanto, ya habrían tenido los dos lugar para hablar y aún para dormir, y no vió la hora en que Lotario despertase, para volverse con él fuera y preguntarle de su ventura.

Todo le sucedió como él quiso. Lotario despertó, y luego salieron los dos de casa, y así le preguntó lo que deseaba, y le respondió Lotario que no le había parecido ser bien que la primera vez se descubriese del todo, y así no había hecho otra cosa que alabar á Camila de hermosa, diciéndole que en toda la ciudad, no se trataba de otra cosa que de su hermosura y discreción, y que éste le había parecido buen principio para entrar ganando la voluntad, y disponiéndola á que otra vez le escuchase con gusto, usando en esto del artificio que el demonio usa cuando quiere engañar á alguno que está puesto en atalaya de mirar por sí, que se transforma en ángel de luz, siéndolo él de tinieblas, y poniéndole delante apariencias buenas, al cabo descubre quién es y sale con su intención, si á los principios no es descubierto su engaño. Todo esto le contentó mucho á Anselmo, y DON QUIJOTE .—27 TOMO I VOL . 315