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allt 429Clori, que pues Camila no la conocía, seguramente podía decir lo que quisiese.

— —Aunque la conociera, respondió Lotario, no encubriera yo nada porque cuando algún amante loa á su dama de hermosura y la nota de cruel, ningún oprobrio hace á su buen crédito: pero sea lo que fuere, lo que sé decir, que ayer hice un soneto á la ingratitud desta Clori, que dice ansí:

SONETO

En el silencio de la noche, cuando ocupa el dulce sueño á los mortales, la pobre cuenta de mis ricos 'males estoy al cielo y á mi Clori dando.

Y al tiempo cuando el sol se va mostrando por las rosadas puertas orientales, con suspiros y acentos desiguales voy la antigua querella renovando.

Y cuando el sol de su estrellado asiento derechos rayos á la tierra envía, el llanto crece, y doblo los. gemidos.

Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento, y siempre hallo en mi mortal porfía al cielo sordo, á Clori sin oídos.

Bien le pareció el soneto á Camila; pero mejor á Anselmo, pues le alabó, y dijo que era demasiadamente cruel la dama que á tan claras verdades no correspondía. A lo que dijo Camila :

— Luego todo aquello que los poetas enamorados dicen es verdad?

—En cuanto poetas, no la dicen, respondió Lo-