Página:El libro de los cuentos.djvu/118

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
118 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

tado con clavos de á cuarto. Entonces, loco de contento, tomó un espejo para mirarse; pero ¡oh desdicha increíble! vio ¿qué os parece que vio? ¡Ah! tenia la nariz pegada, eso sí, muy pegada, pero... al revés, es decir, con los agujeros hacia arriba, á guisa de pipa. Tal era la priesa con que se la habia puesto.

Figuraos ahora la facha que presentaría, y poneos en su lugar.


Conocer por el olfato.

Estando en Salamanca de broma muchos estudiantes, el uno de ellos soltó una pluma de la cola, de esas tan modestas que con dificultad se perciben.

Escusándose todos de lo hecho, dijo el mas resabido:

— De Perico es, yo lo sé de cierto.

Respondió el acusado:

— Dice la verdad, porque él demasiado conoce mi género.


Los santos de medio cuerpo.

Disputando dos labriegos sobre las escelencias de los santos titulares de sus respectivos pueblos, dijo el mas entrado en años:

— Desengáñate, Blas, nunca podrá competir el patrón de tu pueblo con el del mío.

— ¿Y por qué no? replicó el rapaz.

— Porque vosotros no tenéis mas que un santo de medio cuerpo y el nuestro es de cuerpo entero. Calcula tú si hay diferencia entre uno y otro.

—¡Ya lo creo que la hay! digo, no es nada.


La murmuración de los borrachos.

Tes jóvenes, bebiendo juntos, habían hablado