revolviendo libros, algunas veces, te lo aseguro, les tengo celos y quisiera ser libro.
— Acepto la trasformacion, dijo sonriendo el marido, como te vuelvas calendario.
— ¿Y por qué calendario?
— Porque cada año se necesita uno nuevo.
Disputaban dos necios en un convite.
El uno sostenía que se debia decir al criado: — dame de beber. — El otro: — dame que beber.
Una señora, que escuchaba la disputa, y que no debia ser rana, la cortó, diciendo:
— Creo que ninguno de los dos tiene razón, porque hombres como Vds. lo que deben decir es: Llévame á beber.
Cuando se representó en Madrid por primera vez la comedia titulada El amor filial ó la pierna de palo, se imprimieron los carteles tan de prisa, que sin corregir las pruebas se hizo la tirada y se fijaron en las esquinas, apareciendo en ellas el anuncio siguiente:
- «El amor de palo ó La pierna filial. »
Uno de esos viajeros que, cuando llega la estacion del calor, se esconden en una bohardilla, viven en ella tres ó cuatro meses y salen después á la calle, cuando los trastos viejos á la feria, para decir que han estado en la China, y en la Cochinchina, y en Navalcarnero, entretenia, no hace mucho tiempo, en el café Suizo, á sus amigos, con la relación estupenda de sus viajes á lo Alejandro Dumas.
Uno de sus oyentes le dijo un dia:
— Hombre, ¿has estado alguna vez en Roma en