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EL LIBRO DE LOS CUENTOS. — 173

pero si en él queréis leer, podéis venir seguro de que seréis bien recibido.

Poco tiempo después, estando los dos amigos en el campo, envió el del libro á decir á Clarke que le prestase por favor los fuelles de su cocina, porque se hablan estraviado los suyos y no podia encender la chimenea.

Clarke contestó:

— Los fuelles que me pedís no salen de mi casa jamás; pero podréis estar soplando en ella, si queréis venir, todo el dia, seguro de que seréis bien recibido.


Las vacas del asturiano.

Al volver á un pueblo cercano las muchas personas que fueron á Oviedo áverá la reina, ponderaban la bondad, la riqueza y la suntuosidad de que la hablan visto rodeada.

— Con tanto ponderar, dijo un aldeano, apuesto cualquier cosa á que no tiene vacas tan preciosas cómelas mias.


La esperanza de ser diablo.

Se celebraba en cierto pueblo la procesión de la Pasión de Cristo con mucho aparato, y en ella uno de los principales papeles era el de demonio, porque con sus largas uñas tenia privilegio de tomar lo que se le antojaba.

Un particular que habla practicado inútilmente cuantas diligencias pudo para serlo, dijo:

— Este año no he podido ser mas que apóstol, pero el que viene tengo fundadas esperanzas de llegar á ser diablo.


La lengua de las mujeres.

Predicando un franciscano el dia de Pascua á unas monjas, y buscando la razón de porqué Jesucristo