Página:El libro de los cuentos.djvu/196

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
196 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

Nuestro Señor y en Nuestra Señora María Santísima; empuñando esta vara bermeja que actualmente tengo en la mano, y con la que me parezco á Moisés cuando tocaba la piedra de que hizo salir el sagrado vino con que apagó la sed á los hijos de Israel, que conducía á grandes rebaños para la tierra de promisión por mandado de Dios, que se le apareció en una zarza de fuego abrasado, y atendiendo al grande empeño de mi comadre la señora María de Silva , á quien soy muy obligado, atendiendo mas al cariño estraordinario y al deseo que tengo de servir á la esclava Catita, de quien tengo seis hijos, que por fuerza han de ser mis herederos; sin embargo de lo que los testigos han declarado en contra de esta bonita muchacha, mando: que no se proceda contra ella , que se le perdone la falta cometida, que las costas las pague el demandante A , y que pida perdón el domingo á mi esclava Catita por la malicia con que la demandó, no obstante tener razón.»


Curar con ejemplos.

Un sastre tenia malo un ojo, y muy desconsolado dijo á su vecino :

— ¿Qué haré, Vicente, para curarme este ojo?

— ¿De eso te aílijes? Mira, el año pasado tenia mala una muela, me la mandé sacar y curé; haz tú lo mismo con el ojo.


La hermosura á pedazos.

Eres bella, Tremedal,
Siempre que yo no supiera
Que un ojo tuyo es cristal
Y tus megillas son cera.

Con ballenas y colchados
tienes el pecho turgente,
Y son cabellos comprados
Los que engalanan tu írente.