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200 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

— ¿Esto, de dónde sale? dijo á otro amigo.

— De lo que entra.

— No pudieran hacer eso sus pasados, esclamó eí dolorido.

— No, amigo, contestó el otro, pero lo hacen sus presentes.


La muerte de una cuñada.

Vino al encuentro del rey D. Alonso un caballero, llamado Luis Puche, cubierto de luto, y con el aire de hombre muy triste; el rey le preguntó:

— ¿Por qué vienes tan triste y tan cubierto de luto?

— Señor, ha muerto mi cuñada.

— Antes me parece que debias estar alegre por su muerte; porque muriendo tu cuñada, resucita tu. hermano, y se levanta de los muertos.


Lo bueno y lo malo del madrugar.

Para quitar la pereza á un niño, le decia su padre:

— Uno que madrugó mucho halló un bolsillo en el camino.

— Padre, contestó el muchacho, mas debió madrugar el que lo perdió.


Los aplausos de la muchedumbre.

Observando un orador de la antigua Grecia que lo aplaudía la muchedumbre, dijo:

— Por desgracia ¿se me ha escapado alguna tontería?


Exageraciones.

Dos abogados sin pleitos se entretenían en mentir en la puerta de la Audiencia:

— Chico, Juanito, dijo uno de ellos, ¿ves aquella hormiga que se está paseando en lo mas alto de la torre de Santa Cruz?