causa, tomó un cordero y se fue al abogado, que apenas lo oyó, cuando lo hizo entrar dentro y lo despachó.
Entonces, volviéndose el labrador al cordero, le dijo:
— Yo te dejo, compañero mió, y te doy gracias por el buen despacho que me has proporcionado.
38.
Por dentro soy encarnada
y por fuera en blanca doy,
y cuando con vida estoy,
soy de todos muy amada
por la muerte que me doy.
39.
¿Cuál es la cosa que habla
cuando de vida carece,
sin vergüenza se aparece,
su forma es pequeña tabla
que con el fuego perece?
Los antiguos padres del Yermo, en los primeros siglos de cristianismo, ejercían la caridad evangélica, poco mas ó menos como en la actualidad nuestros valientes misioneros de la China. Recogían los niños abandonados por sus padres; los criaban, los educaban en la religión cristiana, y los hacian hombres, y después santos. Uno de aquellos padres, yendo á Alejandría, llevaba por primera vez á ella á uno de aquellos hijos de la caridad, mozo como de veinte años, que nunca habia salido del desierto, y que no conocía mas seres humanos que los padres eremitas que lo hablan criado.
— Sigue adelante, hijo mió, le decia el anciano