de muchísima gravedad; pero la ciencia tiene recursos para todo.
— Trata V. en vano de consolarme, porque demasiado comprendo que la enmienda es imposible. Si el agua debia estar debajo del chocolate y hace media hora que lo he tomado ¿qué remedio puede haber?
— Uno muy sencillo, el vaso de agua clara que debia V. tomar antes, tómelo V. ahora en una lavativa, Y ella ocupará su puesto.
— ¡Ah! doctor, lo comprendo y me he salvado. ¡Gracias!
Esta idéa le ha valido un regalo de dos mil reales
— ¿Has ido á América tú,
Que asi armas tal embolismo
Con Méjico y el Perú?
— No, señor, pero es lo mismo,
Que el cura de mi lugar,
Su sobrina, es el decir.
Se quiere, es claro, casar
Con uno que piensa ir.
Un caballero económico llegó al parador de San Francisco en la carretera de Aragón á las doce del dia del jueves último.
— Muchacha, dijo á la criada, ¿qué vale la co- mida en esta fonda?
— Diez y seis reales, caballero.
— ¿Y la cena?
— Diez.
— Pues oye, chica, dame de cenar, que mientras tengo seis reales no me estoy sin ellos.
Un prestamista dijo á su mujer:
— Maruja, acabo de hacer un negocio inmejorable,