— ¿Lo quieres por un instante? Si tienes sed, bebe agua íresca. — ¿Por algunos minutos? Come un bocado que te agrade, contempla un hermoso caballo que no sea tuyo; una cara bonita, una pintura famosa. — ¿Por una ó dos horas? Asiste á un brillante espectáculo, lee un buen libro, escucha una buena orquesta, haz una. dos ó mas visitas á una dama joven y hermosa; abandónate recostado sobre flores, cerca de una fuente cristalina, á dulces ideas, contemplando el hermoso cielo. — ¿Por una tarde? Pásala en conversación de pocos, pero escogidos amigos, de damas hermosas, amables y sabias, sin que ellas demuestren conocerlo. — ¿Todo un dia? Haz una buena acción al levantarte, y proyecta hacer otra después de comer. — ¿Por una semana entera? Asiste á li boda de uno de tus amigos. — ¿Por seis meses? Compra una casa en el campo, al lado de la suya, planta y recoge tu cosecha, edifica alguna habitación agradable. — ¿Por un año? Cásate con una dama hermosa á quien ames. — ¿Por dos años? Añade á tus bienes una hacienda donde tengas pobres á quienes hagas bien. — ¿Por toda la vida? Practica la virtud, ejerce la caridad, sin que nadie lo sepa, trabaja y goza con moderación hasta de los placeres inocentes.
— Señores, decia un escribiente hace pocos dias; los cortaplumas que venden hoy son tan malos, que necesito uno cada seis meses.
— Yo cada año, contestaba otro.
— Ya veo que todos Vds. son unos malgastadores y bolsilli-roto«, dijo un tercero aficionado á la economía, y partidario acérrimo de la duración de las cosas. Vean Vds, este cortaplumas que está de muy buen servicio.
— Ya lo creo, mejor que el mió.
— Y que el mió.
— Pues bien, señores, ya tiene veinte años.