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98 — BIBLIOTECA DE LA RISA.


cado cada uno. Ya veis que salís bien librados.

Y sin embargo no aceptaron.


El acreedor y el deudor.

Un estudiante debia 200 reales vellón al hijo de un comerciante, su amigo. Un dia el estudiante, sin duda en un momento de distracción, sacó del bolsillo diez reales en presencia de su acreedor.

— Pepe, le dijo este; ya sabes que me debes diez reales, y si quisieras volvérmelos te lo agradecerla.

— Y tú sabes, querido, que lo que te debo son doscientos.

— Digo que son diez.

— Y yo digo que son doscientos.

— Vamos á cuentas, Pepe; si me das los diez, te perdono la deuda.

— No, no, amigo mió, quiero mas tener los diez y deberte los doscientos.



El derecho de los hermanos.

La cofradía del Santísimo Sacramento celebraba una fiesta en la iglesia de San Diego, y solo se permitía entrar en ella á los hermanos y á los parientes convidados que llevaban esquela. Un muchacho, que no debia saber la consigna, se empeñó en entrar, alegando que tenia derecho para ello.

— ¿Y por qué tienes derecho, le dijo el encargado de la puerta, si solo tienen los hermanos?

— ¿Y los parientes?

— También.

— Pues entonces debo entrar, porque es claro, que siendo mi padre hermano, yo debo ser sobrina del Santísimo Sacramento.


El peine de asta.

Don Pedro Astorga y Megía
Regaló un peine, á su esposa,