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en alguna relación
llena de grandes patrañas,
creerán que lo referido
es sólo una pura chanza;
pero apelo á todo el que
haya estado tres semanas
en la tranquila ciudad
que el Pasig undoso baña,
para que imparcial declare,
si es que conoce las causas,
que lo dicho es la verdad
sin quitar ni poner nada,»
    _____

«Pródiga naturaleza,
Fue con Luzon en favores
Y en escenas de tristeza,
Pues le legó su riqueza
Entre váguios y temblores.

Dióle un cristal trasparente
Para su cielo sereno;
Dióle saludable ambiente.
Suelo fértil, campo ameno,
Y un verano permanente.

A la vez le concedió
Infalibles temporadas
De lluvias, que no sé yo
Si mas fuertes y pesadas
Algún viviente las vió.

Dióle una inmensa laguna
Madre del grandioso rio,
Que es la portentosa cuna
Que mece con poderío
La infancia de su fortuna.

En las aguas cristalinas
De ese Pasig caudaloso,
Encuentran cual las ondinas
Albergue fresco y hermoso
Las Náyades filipinas.

Si recio aprieta el calor
Por dicha abrasada zona,
En butaca ó mecedor
Se aplatana ó se apoltrona
El hombre de mas valor.

Los nortes son deliciosos;
Mas cuando llega á tronar,
Óyense roncos sonar
Los truenos mas espantosos
Que se pueden escuchar.

No obstante, con gran sosiego
Aquí se puede vivir,
Si se llega á conseguir
Trabajar muy poco, y luego
Pasear, comer, y dormir.

Para ello son requisitos
Esenciales, á mi ver,
Tener buenos apetitos,
Un carruaje de alquiler
Y una casa sin mosquitos.

El que esto llega a lograr
Y ahorrar consigue también,
Si oye de Manila hablar,
Será un ingrato en negar
Que allí se vive muy bien.»
     ____

La india MAJA.

«Entre verdes platanares
Cocoteros y papayas
Y en una choza de nipa,
Que el nombre tiene do casa,
Vive la joven Titay,
India que no viste galas,
Ni hace alarde de riquezas;
Pero que tiene tal gracia,
Y es tan garbosa y tan limpia,
Que en ella una humilde saya,
Un pañuelito y un tápis
Adquieren precio sin tasa;
Porque es Titay, sin saberlo,
El tipo de la elegancia;
Por eso sus compañeras
La chichirica la llaman.
Diré también que es hermosa,
Si puede serlo una chata,
Con ojos negros, muy negros,
Pestañas largas, muy largas,
Y dientes blancos, muy blancos,
Y de cabello una mata...
Que mata de envidia y celos
A Luisa, á Mingay, y á Juana.
A par de esos atractivos,
Tiene Titay otras gracias
Que aunque las revela el trage
Yo no debo revelarlas;
Pero sí puedo decir,
Porque lo dice la fama,
Que la chichirica es,
Airosa, jóven y guapa.
Los castilas la requiebran,
Los indios la escriben cartas,
La convidan á los bailes,
La obsequian con enfrentadas,
Y entre todas las del pueblo
Ella so lleva la palma.
Borda, y puesta al bastidor
Por tarde, noche y mañana,
Adquiere para pasar
Vida pobre, pero honrada.
Está sóla con su madre,
Débil vieja que se afana
Por guardar entero aquel
Pedazo de sus entrañas.
Nunca falta un libertino
Que, insultando á la desgracia,
Se atreva á pedirla amor
A cambio de oro ó de plata.
Pero la bella Titay
Tales ofertas rechaza,
Que también hay en las indias
Virtudes acrisoladas.»

(Se continuará).

Bernabé España.


VEGETACION DE MALAGA.

Pocos paises habrá en el mundo cuyo clima sea tan delicioso como el de Málaga. Durante los inviernos, apenas baja el termómetro á 10° sobre cero, y en la estación de los fuertes calores no pasa de 24. La presión atmosférica,- según datos publicados, es por término medio de 750« 8.

Semejante clima permite que se crien en este suelo plantas de la zona tórrida á la vez que otras de las regiones frias, como las siguiente-: la caña de azúcar, la cochinilla, el trigo, el ñame, el plátano, el chirimoyo, la palmera, el árbol de la pimienta, la caña bambú, la de indias, la pita, legumbres y frutales de todas especies y riquísimas flores.

Uno de nuestros grabados de hoy representa una cañada en el Arroyo de los Angeles, (afueras de Málaga) donde entre otras plantas aparece un precioso grupo de palmeras, que da cierto carácter oriental á este paisaje.

BELLAS ARTES.

CONCURSO PARA EL CUADRO PE LA CONVERSION DE SAN PABLO.

En los días 12, 13 y 14 del corriente han estado espuestos en un salón de la Academia de bellas artes de San Fernando los bocetos de los artistas que han acudido al certámen para la ejecución del cuadro que representa la conversión de San Pablo, destinado para la iglesia española de Damasco. Entre estos bocetos, aparece preferido por la Academia el del señor don Carlos Luis Ribera, miembro de dicha corporación y profesor de la escuela de bellas artes. Juzgamos acertadísimo este fallo, pues á pesar de haber concurrido artistas muy distinguidos como los señores Palmaroli, Casado, y Lozano, á quien pertenece el boceto número 24, y en cuya composición manifiesta ser un artista de gran talento, el boceto del señor Ribera nos parece indudablemente superior. Confiamos que en la ejecución del cuadro serán aun mas acertadas algunas figuras, especialmente la de Jesucristo, que nos hace el efecto de un Dios irritado contra el pueblo de Israel, cuando, según la benévola amonestación que oyó San Pablo, es mas un Dios de paz y mansedumbre. Antes de concluir, dirigiremos nuestra mas entusiasta enhorabuena al señor García, autor de tres ligerísimos bocetos con los números 1, 2 y 3, por la gloria en que so aparece Jesucristo á San Pablo en el boceto número I. El pensamiento, pero nada mas que el pensamiento, es digno de un gran artista.


BELLAS ARTES.


NUEVA IGLESIA DEL BUEN SUCESO, VISTA INTERIOR.

ULTIMO DIBUJO DE DON FEDERICO RUIZ.


No puede esplicarse qué hay de profundamente estraño é incomprensible en la muerte, que en balde la razón pugna algún tiempo hasta desvanecer la sombra de absurda incredulidad que abriga el alma, de que haya podido desaparecer para siempre el objeto querido que nos ha arrebatado.

Al entrar por primera vez en el estudio del malogrado Federico Ruiz, después de su fallecimiento, ¿cuál es entre sus amigos, aun de los mismos que le acompañamos hasta dar tierra sagrada á sus despojos, cuál el que no ha sentido esa vaga resistencia, hija quizás del deseo, á creer lo que el testimonio de la razón hacia evidente? ¡Allí estaban su mesa de trabajo, llena la tabla de esos estravagantes arabescos que traza la mano distraída, mientras la imaginación se preocupa en perseguir una idea ó en vencer una dificultad: allí los lápices cuya punta rompió el dia anterior y los que acaso dejó afilados para continuar su tarea el siguiente, y la silla que desvió al levantarse, y los revueltos papeles llenos de croquis ligeros, de figuras geométricas o de apuntes confusos que él sólo entendía: allí, por último, cuidadosamente cubierta con un papel trasparente, la madera en que trabajaba cuando la muerte vino á helar su mano y apagar la luz de su inteligencia!

¡Con qué profunda emoción no levantamos la cubierta de aquel último dibujo, tal vez uno de los mas correctos, (le los mas limpios, de los mas genéricos que ha producido su inteligente lápiz!

En la espectacion de una ceremonia cuyo relato debía ofrecerse á los suscritores de El Museo, Federico Ruiz tenia trazada de antemano con aquella escrupulosidad de detalles, con aquella firmeza de líneas que caracterizan sus obras, la vista interior de la nueva iglesia del Buen Suceso. Faltaban algunos dias para la inauguración del templo; él debía asistir al acto para volver con la impresión fresca en la memoria á llenar de figuras el ámbito de la iglesia aun vacío. ¡Cómo podríamos acostumbrarnos á la idea de que no volvería! A cada momento esperábamos verle entrar otra vez con aquellos ojos tristes y aquella boca risueña que prestaban cierto carácter de originalidad á su rostro; esperábamos verle entrar otra vez para saludarnos con sus cariñosas frases de costumbre, para sentarse delante de su mesa de trabajo, afilar los abandonados lápices y proseguir cantando entre dientes su interrumpida obra!

Tal cual la dejó la ofrecemos hoy como un triste pero cariñoso recuerdo á los suscritores de El Museo, cuyas páginas guardan las mas espontáneas producciones de su corta vida de artista. Concluirla, hubiera sido en cierto modo profanarla.

¿Quién, aun sintiéndose capaz, no hubiera temido en algún punto sentir algo invisible que le detenia la mano para decirle: «No: no es eso lo que yo quería hacer?»

G. A. B.


Al publicar en números anteriores los grabados que representan la vista estertor del establecimiento donde se imprime El Museo Universal, y la del salón de máquinas, omitiendo el nombre del que había hecho los planos y dirigido las obras, diremos, para complacer a los señores que nos manifiestan deseos de saberlo, que han estado á cargo del acreditado arquitecto don Domingo Inza, persona á quien por su instrucción y su práctica en el arte no podemos menos do tributar nuestra humilde alabanza.

De un notable trabajo estadístico que tenemos á la vista, tomamos los siguientes datos sobre la fecundidad de las mujeres en las Antillas. En la isla de Cuba cada 100 mujeres desde 16 á 50 años, dan lugar á 171 nacimientos en las blancas, 131 en las de color libres y 98 en las esclavas. En la Martinica, del mismo número de mujeres de 16 á 38 años, se efectúan 96 nacimientos entre las libres, y 92 entre las esclavas: en la Guadalupe, 92 y 88 respectivamente, y en la Guayana, 86 y 68. En las tres colonias y en la isla Borbon reunidas, cada 400 mujeres dan en año y medio 402 nacidos, mientras que igual número de mujeres escla- vas sólo producen 336.

NOVELAS Y CUADROS DE COSTUMBRES.

Matar el tiempo.

V.

¿Querrán ustedes creer que á pesar de mis espediciones, no escribí una sola línea? Yo no tenia otra idea en la cabeza que la vuelta de mi amada. Me pasó lo que á los estudiantes que llevan en viaje sus libros de texto para darlos un vistazo en las orillas del Océano ó en cualquiera otra espedicion: todo les ocupa, menos los tales libros.

No dejé, sin embargo, de distraerme algo. Había allí, en aquellos barrios, entre el gentío, muchachas feas y bonitas, y aunque las primeras no me chocaron, siempre hallaba en las segundas algún parecido con mi bella.

Una tarde en que volvia paso á paso de la Venta del Espíritu Santo, vine á dar junto á los Campos Elíseos, á hora en que la multitud llegaba á ellos, ya en coches, ya en ómnibus, ya pedestremente, ávida de respirar un ambiente mas puro que el de la córte.

Ante la muchedumbre que se apiñaba á las verjas del local, ante la animación que llevaba á millares de gentes á las diversiones de los improvisados jardines,