Página:El rey de las montañas (1919).pdf/26

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
22
 

espera todo, lo ensaya todo, triunfa de todo, se levanta si cae, vuelve a comenzar si fracasa, no se detiene nunca, no se desalienta nunca y marcha en linea recta silbando su canción. Ha sido agricultor, maestro de escuela, abogado, periodista, buscador de oro, industrial, comerciante; lo ha leido todo, lo ha visto todo, practicado todo y recorrido la mitad del mundo. Cuando trabé conocimiento con él, mandaba en el Pireo un aviso de vapor, sesenta hombres y cuatro cañones; trataba la cuestión de Oriente en la Revista de Boston; hacía negocios con una casa de añil en Calcuta, y le sobraba tiempo para venir tres o cuatro veces por semana a comer con su sobrino Lobster y con nosotros.

Un solo rasgo, entre mil, le pintará a usted el carácter de Harris. En 1853 estaba asociado a una casa de Filadelfia. Su sobrino, que tenía entonces diez y siete años, va a hacerle una visita. Le encuentra en la plaza de Washington, de pie, con las manos en los bolsillos, delante de una casa que arde. William le toca en el hombro; él se vuelve.

¿Eres tú?—dice—. Buenos días, Bill; llegas en mala ocasión, hijo mío. Ahi tienes un incendio que me arruina. Tenía cuarenta mil dólares en la casa; no salvaremos nada.

—¿Qué vas a hacer?—le preguntó el muchacho, aterrorizado.

—¿Qué voy a hacer? Son las once, tengo hambre, me queda un poco de oro en el portamonedas; te convido a almorzar.

Harris es uno de los hombres más esbeltos y más