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— Si, lo he visto perfectamente.

¿Y que la aldea estaba desierta?

Si me hubiese tropezado en ella con alguien, no hubiese trepado hasta aqui.

—¿Estás, pues, de acuerdo con ellos?

—¿Ellos? ¿Quiénes?

—¡Los bandidos!

—¿Hay bandidos en el Parnés?

— Desde anteayer.

— ¿Dónde están?

En todas partes.

Dimitri se volvió vivamente hacia nosotros y nos dijo:

No tenemos un minuto que perder. Los bandidos están en la montaña. Corramos a nuestros caballos. Un poco de valor, señoras, y aprieten el paso, hagan el favorgritó la señora Si¡Esto ya es demasiado!

mons. ¡Sin haber almorzado!

63 — Señora, su almuerzo podria costarnos caro.

¡Vamos de prisa, por amor de Dios!

— ¡Pero esto es ya una conspiración! ¡Usted ha jurado matarme de hambre! ¡Ahora sale con los bandidos! ¡Como si hubiese bandidos! ¡No creo en los bandidos! ¡Todos los periódicos dicen que ya no los hay! ¡Además, soy inglesa, y si alguien tocase un pelo de mi cabeza...!

Mary—Ann estaba mucho menos segura. Se apoyó en mi brazo y me preguntó si yo creía que estuviésemos en peligro de muerte.

— De muerte, no. De robo, si..