Página:El rey de las montañas (1919).pdf/99

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
95
 

Claro que sí.

— Este neceser ¿no es de su equipaje?

Es de mi hija.

— Recoja nsted también lo que es de la señorita.

¿Es usted muy rica?

Muy rica.

¿No pertenecen estos objetos a su señor hijo?

— El señor no es hijo mío; es un alemán. Puesto que soy inglesa, ¿cómo puedo tener un hijo alemán?

— Nada más exacto. ¿Tendrá usted hasta unos veinte mil francos de renta?

— Más.

—¡Una alfombra para estas señoras! La riqueza de usted asciende, pues, a treinta mil francos de renta.

— Tenemos más de eso.

— Sófocles es un palurdo; ya le sentaré yo las costuras. Logotetos, di que preparen la comida a estas señoras. ¿Seria posible, señora, que fuese usted millonaria?

— Lo soy.

—Señora, me siento avergonzado de la manera como se han conducido con usted. ¿Seguramente tendrá muy buenas relaciones en Atenas?

Conozco al ministro de Inglaterra, ¡y si usted se hubiese permitido...!

¡Oh, señora!... ¿Conoce usted también a comerciantes, a banqueros?

— Mi hermano, que está en Atenas, conoce a varios banqueros de la ciudad.

— Me alegro mucho de saberlo. Sófocles, ¡ven aqui! Pidele perdón a estas señoras.