LA MUJER
guerra, han conquistado muchas y muy buenas posiciones.
Nosotras, pocas mujeres decididas de un pequeño país de am- plios anhelos, hemos de seguir sus huellas, con la misma inque- brantable fe, eon la misma tesonera constancia, haciendo obra de feministas y de patriotas para que sean las mujeres del Uru- guay llamadas a cenpar, antes de poco, tal vez en el próximo Congreso Internacional, después de la guerra, un sitio entre las mujeres del mundo, que esté próximo, lo más próximo que nos sea dado conquistar, al sitial que han conseguido con su es- fuerzo las mujeres de las naciones que marchan a la vanguar- dia del progreso.
El estado moral de nuestra Asociación es francamente alen- tador.
El discutido feminismo se ha impuesto con nuestro Consejo. Encontrará, como encuentra y ha encontrado, cada día menos empero, sus adversarios y sus detractores, Nuestra obra rs de lucha, y como todas las de su clase, encuentra partidarios y ad- versarios. Pero, hemos notado con placer, que aún éstos, la com- baten como a todas las ideas llamadas a tener vida, como a todas las obras destinadas a tener mañana. Se la combate por- que quiebra prejuicios, porque ataca intereses creados, porque siembra nuevos ideales que transforman, por una mayor O más considerable evolución, las viejas costumbres estableci- das. Pero se la combate en serio. Es su mejor galardón, por- que demuestra que es un enemigo que se abre paso,
En estos dos años, hemos visto a sus acérrimos enemigos ha- cerlo concesiones, y esto también significa un triunto.
Nuestros hombres de valer, sociólogos y políticos, han deteni- do su atención sobre esta obra, y no ha mucho me significaba uno de nuestros más grandes políticos la siguiente opinión: (1) “Vosotras mismas no os dais cuenta tal vez de la importancia histórica que tiene el movimiento feminista que habéis iniciado en el país. Vuestro Consejo ha marcado una etapa en la evo- lución social de la República”.
Os transcribo la frase, pecando contra la modestia, en mérito a la seriedad del interlocutor y a las lejanas vistas de su *spí- ritu, manifestadas públicamente en más de una ocasión. Que ella nos sirva de augurio en nuestra lenta y penosa marcha bacia la redención.
Ho dicho.
() El Dr. Baltasa, Bi á e úblic: ias- de a r Brum, actual Presidente de la República y entusias:
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