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LA MUJER


un ser inferior, imperfecto y pecaminoso.

Y ahora mismo, después de tantos siglos de acontecimientos históricos y modificaciones graduales de la rigidez sectaria eristiana y rectificación de errores demasiado incompatibles con los progresos de los tiempos, — la Iglesia ha resistido y condenado todas las reformas legislativas y de costumbres que mejoraban la condición de la mujer, su independencia, su li- bertad y sus derechos, ya en la familia, respecto de los bienes y como elemento político de la sociedad. La Iglesia mantiene sus antiguas condenaciones de todas las reformas feministas, y la pretensión de que las vírgenes y los célibes son moralmente muy superiores a las madres y a los padres de familia, no obs- tante lucrar ampliamente con matrimonios, bautizos, confesión, donaciones y legados, exprimidos a los creyentes para el eo- rretaje celeste por sus almas en el otro mundo, inventado por la teocracia para la dominación terrenal, con los resortes admi- rables y pavorosos, ya del Paraíso, ya del Infierno!

Esta es la explicación de la resistencia de la Iglesia a toda reforma que mejore o amplíe la independencia y la dignifi- esción jurídica, social y política de la mujer, — sobre la cual ejeree gran influencia en la familia, por la sumisión sectaria debida a la creencia ciega en supersticiones disparatadas, por la eficacia del confesionario, resorte formidable, inquisitorial y de dominio, arriba de los maridos y del Estado laico, La Iglesia ha combatido ruda y tenazmente la secularización de los cementerios, el registro civil de las personas en manos del Estado, la enseñanza laica y aun neutral del Estado, el matri- monio civil, las profesiones liberales y universitarias de la rau- jer, el sufragio femenino, aun en los municipios, su capacidad legal para las funciones públicas, la enseñanza normal, laica, instructiva y con moral humana, ereada en Estados Unidos e importada por Sarmiento a la Argentina. Toda innovación que apartara a la mujer del rol social de mogigata católica, £frí- vola y sumisa, dominada y explotada por la Iglesia y sus mi- nistros, predicadores y eonfesores, — en el sitio de engañosa felicidad y de efectiva sumisión a sus designios, — ha sido ful- minada con rayos Vaticanos, y lo será en el futuro, porque ello afecta el predominio eristiano de las sociedades. -

_ Bay que convencerse, que la Iglesia es un enemigo irredue- tible de la emancipación jurídica, social y política de le mu-

jer, — por más que la reforma-consw'te su dignidad, sus dere-


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