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VIRGILIO.


XCIII.

Así diciendo, vengativa tea
Al jóven lanza, en cuyo triste pecho
Ya con negro fulgor hundida humea.
En sudor copiosísimo deshecho,
Que brota y cala, pavorosa idea
Su letargo interrumpe; y ya en el lecho,
Ya fuera, con voz ronca y mano brusca,
Armas pide frenético, armas busca,

XCIV.

Y en sed de sangre criminal, en fiera
Rabia arde loco. Así en sonante llama
Los costados de férvida caldera
Cerca y envuelve allegadiza rama:
Siente el agua el ardor, bulle ligera,
Y enciéndese, y borbota, y se derrama
La desbordada espuma, y vuelto nube
El cálido vapor al aire sube.

XCV.

Hé aquí á sus nobles contra el rey Latino,
Rompida entre ambos pueblos la alianza,
Turno señala militar camino,
Y armados los convoca á la venganza:
A Italia defender es su destino,
Y rechazar al invasor; que alcanza
Por sí sola, dice él, la fuerza suya,
A que el Latino ceje, el Teucro huya.