clérigo ufano con su sotana; el fraile muy hueco con su capilla, y el monarca con su corona. Pero diréis ¿puede haber cosa mas opuesta y desemejante que una capilla y una corona? Sí, amigo mió, el hombre sabio y el necio! Si el monarca se porta como un fraile, y el clérigo se embriaga como el zapatero, os desengañareis y veréis que el mérito es el que hace al hombre eminente, y la falta de mérito al hombre villano; porque en lo demas ¿qué me importa á mí la sotana del uno ni el mandil del otro?
Verse lleno de títulos y cargado de veneras y bandas es una distincion que puede adquirirse por el favor de los Reyes ó el de sus damas. Tu sangre ilustre, conocida y ensalzada por mil ó mas años, puede haber venido pasando de Lucrecia en Lucrecia; pero si fundas tu mérito sobre el de tus abuelos, no mientes nunca otros mas que los hombres grandes, es decir, los que fueron hombres de bien; porque si tu sangre antigua, pero vil y baja, ha corrido por corazones ruines, aunque sea desde el diluvio, ¡anda, miserable; y di mas bien que tu familia es nueva, y no anuncies que tus padres carecieron de mérito tan largo tiempo! Nada de este mundo puede ennoblecer á los necios, ni á los escla-