Conde Duque se había vagamente percatado de la sorda agitación que reinaba en Portugal desde los primeros días de su Ministerio y hasta se conservan escritos en que aconseja al Rey algunos medios de acallarla, ora confiando mandos militares en el extranjero á primates portugueses de los que tuvieren mayor crédito en su patria, ora provocando deliberadamente disturbios que justificaran la abolición de los privilegios imprudentemente concedidos á algunos de aquellos ricos-homes por D. Felipe II. Pero en esto sucedía como en todo cuanto entonces se relacionaba con el interior gobierno del Estado: las preocupaciones y urgencias de las guerras exteriores absorbían toda la atención de Olivares, quien, por otra parte y aunque en Europa se hubiese disfrutado de una paz absoluta, es fácil que no hubiera puesto en práctica los remedios que para salvar á Portugal había imaginado; porque era el Favorito de Felipe IV tan activo para concebir planes
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