que es siempre la precursora del hondo sentimiento poético.
Menos que con las escuelas que acabo de señalar simpatizo yo con la llaneza sintáctica y con la rotundez prosódica de D. Gaspar Núñez de Arce, manejadas diestramente por el poeta castellano, así para razonar la duda en verso como para combatir los desafueros y errores de las facciones políticas. Encuentro las producciones de tan celebrado escritor harto poco elevadas dentro de la corrección gramatical y retórica y revestidas de cierta impecable monotonía, incompatible en mi sentir con la fuga, vehemencia y energía que refleja toda alma inflamada por el estro.
El legítimo deseo de descubrir para la poesía nuevas perspectivas y de ir contra la corriente de la rutina, sosegada en la apariencia pero en el fondo pujante, ha revestido formas tangibles en algunos poetas jóvenes en cuyos libros puede apreciarse y aplaudirse cierta generosa tentativa de herir la sensibilidad y