que son obra de los hombres, no bastará á sofocar nunca la difusión de los sentimientos, que son atributo legítimo de la naturaleza; y poco importa que los poderes intenten comprimirlos si en el alma de los pueblos hay la fuerza expansiva suficiente para manifestarlos.
Oficialmente, la República Argentina, Francia é Italia son neutrales en la inicua guerra á que se nos ha provocado; pero, efectivamente, la opinión de esas naciones está con nosotros. El doctor Sáenz Peña, el señor Groussac y el doctor Tarnassi, dignísimos heraldos de esos afectos, lo han demostrado, y su participación en la velada del 2 de mayo obliga dulcemente nuestro respeto, nuestro cariño y nuestra gratitud. Tratárase de otros ciudadanos cualesquiera, y nuestro reconocimiento sería muy grande; tratándose de tan conspicuos campeones, tiene que ser mayor. Porque, á despecho de la forzada nivelación que á las multitudes quieren imponer las democracias, violentando designios inmutables, siempre existirán diferencias entre los hombres, y los hombres superiores constituirán una clase escogida, que en unos pueblos las leyes ó la tradición, en otros la conciencia pública, calificarán de aristocracia. Pues bien; los colaboradores de nuestra patriótica velada no son representantes anónimos de otras tantas naciones: son una diputación de la nobleza lati-