Página:Estudios de lírica contemporánea.djvu/47

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y el lucro): de los vendedores ambulantes — judíos, árabes- las que cifran esa antipoética de la representación las diligencias automóviles. ¡guardabarros con olor a desiertoL ábrense paso entre una multitud que negocia en todas las lenguas de Babel, arroja y abaraja los vocablos como si fueran clavas, se los arranca de la boca como si se extrajera los molares. (Calcomanías, “Tánger" . pág . 108) En el pequeño zoco, sujetos bajo la coerción de las relaciones de producción -representadas por el comercio- y su recuperación a través de la praxis. Ese rechazo lingüístico que comienza a experimentar ha sido a costa de lenguaje, pues ha llevado hasta el paroxismo los códigos que lo rodean; pero, a pesar de este trabajo, aún carece de signi■cante propio. Se inscribe a medias entre la tensión de la cultura, de la tradición, y la inversión de las mismas: se trata de un sujeto infantil (infans, mudo) que calla la realidad y muestra sólo parte de lo que percibe en ella a partir de la desnaturalización objetiva de las C0838. No se ha emprendido una nueva empresa en la trayectoria poética, sino un reacomodamíento en la captación y una exasperacíón de la ‘misma. Este sujeto no ha alcanzado todavía el poder de simbolización que le pennita integrar sus tres dimensiones: sus actos corporales (biólogico-fisiológicos), la interacción (real) intersubjetiva y la producción (mate- rial) de la práctica de la escritura. Se opone la historia como lo variable con lo que los sujetos tienen de invariable, y se esceni■ca el conflicto de la autonomía lograda gracias a la a■rmación de lo no-idéntico a ellos y fundada en la objetividad: Se presenta, con esto, la crisis entre Naturaleza y Cultura, la deformación de los la, robustez de las columnas! ¡Salas donde‘ la austeridad es tan grande, que basta una sonrisa de mujer para que nos asedien los pecados de Bosch y sólo se desbanden en. retirada al advertir que nuestro guía es nuestro propio arcángel, que se ha disfrazado de guardián! ¡Corredores donde el silencio toni■ca (Calcomanúzs, “Escorial" , pág. 116) 52