Página:Estudios de lírica contemporánea.djvu/53

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

enredado en mis nervios, que las horas me acerquen el alivio del sueño, ni el que está con mis manos. de yeso enloquecido, mirando. entre mis huesos, las áridas paredes.‘ No soy yo quien espera, No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas. Este nuevo tramo del “viaje” instaura un ámbito de producción escópica particular. El sintagma -como cifra del espacio de la escritura- se amplía y materializa, creando una super■cie lábil y desjerarquizada; y la versi■cación oscilante se combina aleatoriamente a partir de la variación de un parámetro (el heptasílabo). Se generan blancos tipográ■cos que, dibujando de otro nivel de textualidad , otorgan volumen a los poemas, y provocan insólitos campos de atracción (algunas poesías fonhan ■guras como “Es la baba”, “Invitación al vómito", “Espera", “Hazaña”, entre otras; pero es “Predilección evanescente" la que presenta un máximo grado de apertura). Se reivindica la escritura como acto coloquial y sus símbolos se sostienen en el “juego” que surge del enfrentamiento con la norma y las aspiraciones del sujeto. Por esa razón, el lector, tras hacer aprehensibles las estructuras objetivas soterradas en ese punto subjetivo, y buscando en dicho juego la restauración de la escena de la ruptura, debe reconstruir el texto del sujeto que ha sido deteriorado. La voz se transforma en un conjunto blasfematorio: el verbo “vomitar" encarna la expresión desmiti■cadora de la palabra arrojada en su materialidad fundando, para ella, un nuevo estatuto: el sujeto proyecta su capacidad perceptiva al oído, y capta el “lenguaje del lenguaje” (la poesía “Rebelión de los vocablos", por ejemplo, sintetiza el vértigo de la nueva escritura de Girondo). Sin embargo, dicho sujeto que se constituye desde la ruptura aún no se ha descentrado totalmente: se posicionaliza como centro axial de la constelación de signos. Surge, por momentos, la nostalgia expresada a través de la búsqueda de un hombre adánico capaz de integrar, armónicarnente, su mundo personal y limitado con aquello que lo trasciende y signi■ca. Oscila entre la “resistencia” -negativa a someterse a un lenguaje convencionalizado y la “sumisión” afectiva a su propia tradición (vital y literaria) (l l). En la masmédula, de 1956, es el libro que consagra la trayectoria poética de Girondo ya que, según él mismo ha señalado, se tratadel único libro escrito en su vida: “Porque creo ■rmemente que, a pesar de cuanto se susurre, o del cauteloso silencio con que se le rodea, mi último libro, En la masmédula, es lo único que he escrito hasta ahora; a■rmación que no implica, naturalmente, ni la más remota apreciación sobre su mérito (12). Texto que suscitó polémicas y ■liaciones diversas (13), se trata de una obra cumbre, y, como tal, de un caudal inagotable. Marca el punto de llegada de aquel viaje en busca del sentido poético conformando una poesía-matriz donde el lenguaje va cobrando vida, se va haciendo, mientras las palabras copulan entre sí y fecundan nuevos sentidos. (Persuasión. . . “Nocturnos 1" , pág. 295)