Página:Estudios de lírica contemporánea.djvu/74

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

anhelos/ El de entonces pecho pueril/ oyes erguirse deseado”. (62). "Deshaciéndose la sombraJ a la lejanía de los a■osj cuando no laceraban los “Nada más contienen nuestros ojos/ y. desesperado, nuestro amor efímero/ etemo se agita con sus velas deseando una demora”. (64). 7) Un impulso denominativo que exalta lo abstracto y lo genérico en detrimento de sus contrarios: sustantivos de gran amplitud sémica como “paisajes", “tarde”, “noche", “tinieblas”, etc., que aparecen solos o cali■cados a través de adjetivos también vagos y de intenso poder evocativo: “paisajes errantes”; “fuego suspendido"; “arcano sueño". “De mi corazón que arde/desde que te miré y me has mirado”. (63). descripta, supone una “cierta coincidencia entre las dos voces involucradas", surge en el enunciado una nueva intención. re■ejada en este caso por la transmisión simbólica de los personajes y situaciones de La Eneida. El signi■cado del texto clásico se convierte en el signi■cante de un nuevo signi■cado creado en La tierra prometida. (65). Esta incluye composiciones de diversa índole (algunas orientadas hacia" el texto clásico y otras no) (66). pero todas están vinculadas temáticamente porque las primeras se convierten en polos de atracción de las segundas y las explican. Puede a■rmarse por lo tanto que el -libro presenta fundamentalmente dos protagonistas, Dido y Palinuro, y ambos son refracciones emblemáticas según los presenta el poeta en la introducción a la obra de Leone Piccione: “Dido viene a representar la experiencia de quien en el tardío otoño, está por sobrepasarlo; el momento en que _la vida está por volverse desierta; el momento en que de una persona está por separarse, tremendo, horrible, el último temblor de la juventud. Dido representa la experiencia física del drama, (la experiencia de la natura), frente a la moral de Palinuro”; “el escollo de Palinuro, casi delante de Elea, después de Pesto, es aquel escollo agitado en el cual la desesperada ■delidad de Palinuro encontró forma para los siglos”. También, aunque no aparezca en los poemas como personaje, está presente Eneas, la ■gura que se une en una doble relación a las otras dos dándoles sentido en la dimensión simbólica. El es “belleza, juventud, ingenuidad en busca siempre de una Tíena prometida, donde hace sonreír y encantar en la belleza contemplada y fugitiva, la propia. Pero no es el mito de Narciso; es unión animadora de la vida de la memoria, de la fantasía y la especulación: de la vida de la mente; es unión también de la vida carnal en el largo sucederse de las generaciones”. Dido se liga a Eneas en la pasión, y el dolor que expresa por el abandono del amado, es, en verdad, por el lento extinguirse de un sentimiento que al agotarse, consume la juventud. Palinuro, en cambio, es leal al héroe con la mente y el espíritu, aquellos valores que más intensamente se desarrollan en la madurez. Peor además debe recordarse que el ■n de Dido es la destrucción, la soledad y la culpa (“En los horrores depusiste tu soberbia] en los desolados errores"); el de Palinuro, la pervivencia de una “furia no mortal”. En este sentido ella es lo relativo, él lo absoluto. E) La resemantización del intertexto; si bien la intertextualidad, tal como fue 79