dero ahinco en cavar un sepulcro hasta llegar cerca de los huesos y de pronto flaquea sin animarse á tocarlos cediendo gustoso el puesto á otro compañero animoso ó más despreocupado.
Y por esto es necesario acompañarlos también en sus prácticas propiciatorias como la de ofrecer á los muertos, antes de abrir una tumba, alcohol y coca para que el «antiguo» quede complacido y se entregue sin venganzas ulteriores.
Con el peso de la tapa de piedra que había caído hacia el interior, casi todos los objetos se hallaban rotos; pero la proligidad de los peones hizo que se pudieran recojer la mayor parte de los fragmentos y así ha sido posible la reconstrucción de los vasos.
Esta tumba contenía solo dos cadáveres, en cambio los acompañaban una urna, dos grandes vasos, dos platos ornitomorfos, una ollita y dos pucos pintados como alfarería; un pectoral y una larga insignia de cobre y un bol de cobre rojo, hecho á martillo y muy curioso. En su lugar correspondiente se verá como se hallaban distribuidos estos objetos en la tumba.
Toda esta labor de alta diplomacia debe ser efectuada con sumo cuidado y el arqueólogo que necesite trabajar sobre el terreno, debe dedicar á ella gran parte de su tiempo y no perderla de vista un momento; así se conseguirá no solo peones, sino hombres contentos y que satisfechos con el trato y la abundancia de paga, comida