Amir y Arasi 129
— ¡Guerra! repitió Amir desconcertado ¿pero es posible?... y el joven corrió con Panchito hacia el vorredor y de allí salieron precipitadamente al jardín.
Doña Jova había oído la palabra fatal; —no tuvo valor para lanzar un grito: mantuvóse en pie como una momia y apenas movió los labios que modu- laban en secreto una sola palabra: —¡Amir!— Pero al fin, cobró ánimo; corrió hacia su hijo, tomólo por un brazo y rompió á llorar con amar- gura, sin consuelo, desesperada, histéricamente co- mo si el dolor que se revelaba en su corazón, fuera esta vez demasiado grande, demasiado profundo y como si no hallara fuerzas suficientes para conte- nerlo. Amir, observó profundamente á su madre y exclamó:
— ¡Pobre patria! ¡Ah! ¡Pobre patria !
Doña Jova miró á su hijo de una manera indes- criptible. —¡¡Pobre patria!! —¡Nada, nada para las madres! dijo desgarradoramente.
— Amir volvióse; — tornó á mirar á su madre y una expresión de dolor intenso se retrató en su sem- blante.
—¡Mamá!—la patria es también una madre ¡y esa madre necesita hoy del concurso de todos sus hijos!
—¡Oh, qué tremenda rival! y doña Jova no halló ya fuerzas para sostenerse y cayó en los bra-
zos de su hijo.
Amir cargó en vilo á su madre hasta su habita- ción y allí depositóla en el lecho; luego contempló largamente, aquel semblante adorado. Le miró con mirada de amor y de piedad y de dolor y llanto á la vez.
Amir y Rrasi. 9.