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130 Margarita Eyherabide
— ¡Pobres madres! —- murmuró — ¡pobres seres predestinados al sufrimiento, mientras que nosotros nos condenamos á...
— Pero vamos á las luchas — y el brillo del valor brilló en sus ojos.—No temas, mamá querida, mamá adorada —y Amir besaba el rostro venerado. ¡Vamos á defender la patria! ¡vamos á defender la madre!... Vamos á defender, en aquella madre, á esta madre ¡á tí, madre mía!
Corrió el joven á la ventana, abrióla, dejó que el aire templado de aquella hermosa mañana, entrara ampliamente en la habitación, y luego, salió cerran- do con enidado la puerta, del aposento de su madre, De allí fué á reunirse á Panchito, que hablaba con los otros hombres. En tanto se veían grupos de ginetes en todas direcciones.