138 Margarita Eyherabide
— Resistencia mezquina.
— Que no sostiene la lógica, si tú quieres, pero si el ideal universal.
— ¡¡El ideal universal!!
Amir se aproximó á su madre y estampó su mano en la bella boca que reía y ya iba á replicar.
—-— Tu razón y mi razón, tu idea y mi idea, tu ereencia y mi creencia, viven la verdad que se cóm- bate frente á frente en los campos de la acción —- dijo.
— ¡Sea! — lógica, contra lógica, pero lógica sana, contra lógica caduca.
— ¡Estará escrito! asi como no hermanamos, nuestras ideas no se hermanarán jamás esas dos ló- gicas que se combaten á porfía...
— ¡El destino lo quiere! ¡ Triste realidad !
— ¡0 lo quieren los hombres! — y cogidos del brazo, madre é hijo, encantados de la dulce serenidad de la tarde que fenecía, salieron al patio.
No tardó doña Jova en dejar á su hijo para aten- der ciertas ocupaciones caseras; Amir quedó solo y dió en pasear eon calma de acá para allá, como un so- ñador.
Tlusionado por la magía de la luna, qué, sin cendal de aubes pasajeras, iluminaba con reflejos de can- dores, la tierra tranquila, Amir salió á la enlle.
Pasó por fuera, la llave de la puerta y dió un paso en la acera.
De improviso se detuvo y echóse instintivamente hacia atrás.
Una mujer joven, del brazo de un hombre joven también, salían de la casa vecina, caminando rápi- damente. La mujer volvióse al tiempo que Amir apa- recía en la acera,