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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/148

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Domingo F. Sarmiento

Los papeles están cambiados: el gaucho toma la casaca, el militar de la independencia el poncho; el primero triunfa, el segundo va á morir traspasado de una bala que le dispara de paso la montonera. ¡Severas lecciones, por cierto! Si Lavalle hubiera hecho la campaña de 1840 en silla inglesa y con el paletó francés, hoy estariamos á orillas del Plata arreglando la navegación por vapor de los ríos y distribuyendo terrenos á la inmigración europea. Paz es el priner general ciudadano que triunfa del elemento pastoril, porque pone en ejercicio contra él todos los recursos del arte militar europeo, dirigidos por una cabeza matemática. La inteligencia vence á la materia, el arte al núrrero.

DOMINGO F. SARMIENTO Tan fecunda en resultados es la obra de Paz en Córdoba, tan alto levanta en dos años la influencia de las ciudades, que Facundo siente imposible rehabilitar su poder de caudillo, no obstante que ya lo ha extendido por todo el litoral de los Andes, y sólo la culta, la europea Buenos Aires puede servir de asilo á su barbarie.

Los diarios de Córdoba de aquella época transcribían las noticias europeas, las sesiones de las Cámaras francesas; y los retratos de Casimir Périer, Lamartine, Chateubriand, servían de modelo en las clases de dibujo: tal era el interés que Córdoba manifestaba por el movimiento europeo. Leed la «Gaceta Mercantil», y podréis juzgar del rumbo semibárbaro que tomó desde entonces la prensa de Buenos Aires.

Facundo fuga para Buenos Aires, no sin fusilar antes dos oficiales suyos para mantener el orden en los que le acompañaban. Su teoría del «terror» no se desmiente jamás, es su lalismán, su paládium, sus penates. Todo lo abandonará menos esta arma favorita.

Liega á Buenos Aires, se presenta al Gobierno de Rosas, encuéntrase en los salones con el general Guido, el más cumplimentero y ceremonioso de los generales que han hecho su carrera haciendo cortesías en las antecámaras de palucio; le dirige una muy profunda á Quiroga: «¡Qué!

me muestran los dientes — dice éste, como si yo fuera perro». «Ahí me han mandado ustedes una comisión de doctores á enredarme con el general Paz (Cavia y Cernadas). Paz ne ha butido en reglan. Quiroga deploró muchas