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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/166

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Domingo F. Sarmiento

manera que estuvo á punto de sorprender á pie á algunos escuadrones del ejército enemigo que, con la noticia inesperada de su próximo arribo, lo vió presentarse en la Ciudadela, antiguo campamento de los ejércitos de la patria bajo las órdenes de Belgrano. Sería inconcebible el cómo se dejó vencer un ejército como el que mandaba La Madrid en Tucumán, con jefes tan valientes y soldados tan aguerridos, si causas morales y preocupaciones antiestratégicas no viniesen á dar la solución de tan extraño enigma.

El general La Madrid, jefe del ejército, tenía entre sus súbditos al general López, especie de caudillo de Tucumán que le era desafecto personalmente, y además de que una retirada desmoraliza las tropas, el general La Madrid no era el más adecuado para dominar el espíritu de los jefes subalternos. El ejército se presentaba á la batalla medio «federalizado», medio «montonerizado»; mientras que el de Facundo traía esa unidad que dan el terror y la obediencia á un caudillo que no es "causan, sino «persona», y que, por tanto, aleja el libre albedrío y ahoga toda individualidad. Rosas ha triunfado de sus enemigos por esta «unidad» de hierro que hace de todos sus satélites instrumentos pasivos, ejecutores ciegos de su suprema voluntad. La víspera de la batalla, el teniente coronel Balmaceda pide al general en jefe que se le permita dar la primera carga.

Si así se hubiese efectuado, ya que era de regla principiar las batallas por cargas de caballería, y ya que un subalterno se toma la libertad de pedirlo, la batalla se hubiera ganado, porque el 2.° de Coraceros no halló jamás, ni en el Brasil ni en la República Argentina, quien resistiese su empuje. Accedió el general á la demanda del comandante del 2.º, pero un coronel halló que le quitaban el mejor cuerpo; el general López, que se comprometían al principio las tropas de «élité» que debian formar la reserva, según todas las reglas, y el general en jefe, no teniendo suficiente autoridad para acallar estos clamores, mandó á la reserva al escuadrón invencible y al insigne cargador que lo mandaba.DOMINGO F. BARMIENTO Facundo despliega su batalla á distancia tal, que lo pone al abrigo de la infantería que manda Barcala, y que debilita el efecto de ocho piezas de artillería que dirige el inteligente Arengreen. Había previsto Facundo lo que sus enemigos iban á hacer? Una guerrilla ha precedido,