Ir al contenido

Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/254

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
254
Domingo F. Sarmiento

paz, y de haber perdido todas esperanzas de una recciliación fraternal y benéfica que consultase la libre existencia de todas, han puesto en acción sus recursos para guardar sus libertades y salvar las vuestras. Fieles y consecuentes á la amistad, han jurado que las armas que han empuñado no las depondrán hasta no dejar salva la Patria, libres y en tranquilidad los pueblos oprimidos, de la República Argentina.

Los instantes de crisis que apuntan el término de la existencia de los pérfidos anarquistas del 1. de Diciembre que os han sumido en los males que os agobian, se dejan sentir ya manifiestamente.

Ejércitos respetables marchan en diferentes direcciones para combatir y destruir en todos puntos á los anarquizadores. El Exmo. señor gobernador de Santa Fe, brigadier don Estanislao López, es el jefe que manda las fuerzas combinadas de los gobiernos litorales aliados en perpetua federación, y que ya están en campaña. Una división de este ejército á las órdenes del general don Felipe Ibarra, se interna á Santiago á engrosar las fuerzas que operan por esa parte; y el Excelentisimo señor gobernador de la provincia de Buenos Aires, general don Juan Manuel de Rosas, se halla situado a los confines de su territorio por el Norte con un fuerte ejército de reserva. En fin, todo anuncia que ya podeis contaros en el número de los hijos de la libertad».

Estoy, pues, en campaña, mis amigos, al frente de una división del ejército combinado y & las órdenes del Exmo, señor general en jefe, para redimiros del cautiverio. Marcho á protejeros, y no á oprimiros. Vengo á haceros partícipes de los auspicios que os extienden las provincias litorales, para aliviar vuestras desgracias; y á serviros de apoyo contra in crueldad y perfidia de vuestros opresores.

No trato de sorprenderos ni de llamaros en mi auxilio; lo primero sería engañaros, lo segundo un insulto á la decisión con que constantemente se han mantenido las provincias por la causa de libertad.

Esta verdad se encuentra plenamente comprobada en el hecho mismo de que habeis formado tres ejércitos de hombres puramente voluntarios para sostener los derechos de los pueblos, sin haber tenido enganche que os halagase, ni la más remota esperanza del miserable celo