no impiden establecer de un modo claro y permanente los signos de nuestro dominio eminente.
La carencia de testimonios visibles de la posesion hizo que en época no muy remota se publicasen mapas en que aparecia la Patagonia como una region sin dueño conocido, porque no era comprendida dentro de los límites demarcados en esas cartas á la República Argentina.
La nueva idea de colonizacion en algun punto ménos inclemente de la Tierra del Fuego es actualmente mas oportuna y practicable que nunca lo ha sido anteriormente.
Nuestros marinos se aventuran ya en esa remota latitud, y aun han penetrado con denuedo en los canales de algunas de sus islas orientales. La proximidad del Estrecho de Magallanes cruzado hoy por las naves de todas las potencias parece comunicar vida á la tierra que se prolonga al Sud, despojándola de los fatídicos presagios que la circundaban. El mismo círculo polar antártico va perdiendo sus terrores; porque los viajeros ó los descubridores no encuentran ya como Vasco de Gama en el Cabo Tormentoso otro gigante Adamastór.
Por lo demás, no sonrie el prospecto de la vegetacion para colonos puramente agrícolas.
Existen indudablemente bosques contemporáneos de la creacion; y el clima rudo de esos parajes puede ser favorable á algunos de esos árboles que por su altura y robustez se aprovechan para construcciones civiles ó navales. Son como las columnas que marcan la sepa-