Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1002

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tólico, Martín Pérez fué uno de los más ardientes partidarios de la candidatura de Jacinto Vera, contrapuesta por el clero ultramontano a otro más nacional, si puede decirse, de Santiago Estrázulas y Lamas.

Electo Vera para gobernar el vicariato, Pérez alcanzó la prosecretaría, cargo que desempeñaba cuando estalló el conflicto entre aquél y el presidente Berro, En esas circunstancias fué nombrado superintendente general de las parroquias de la capital.

Blanco militante toda la vida, se había mantenido en Montevideo varios años del Sitio. y paso al campo del Cerrito solamente en 1850.

Diputado por el departamento de la capital en la legislatura de 1858, presidió el traslado de los restos de Oribe de la capilla del Paso del Molino a la iglesia de San Agustín.

Desempeño porción de cargos de confianza dentro de su parcialidad, fué vicepresidente del Directorio Nacionalista, participo de uno u otro modo en todas las conspiraciones o revoluciones de su partido y todavía en el movimiento del 11 de octubre de 1891, se le encuentra declarando en el esclarecimiento de los hechos.

Empeñado en en que todo fuese para la prosecución de las obras de San Francisco, y dadivoso en extremo, llegó pobre y enfermo a los últimos años de una larga y trabajaba existencia. Servicial y llano, franco y leal adversario en política, nadie pudo negar su ayuda al anciano sacerdote — que no reconoció enemigo — cuando a fines de 1894, se recurrió a la cuestación pública para aliviar sus desamparados días, concluídos en Montevideo el 3 de abril de 1895.

Por la viveza de sus pasiones y su actividad sin fatiga en defensa de sus ideas, tipificó el padre Martín Pérez, al sacerdote patriota de las épocas de la emancipación continental; nacido treinta años antes hubiera sido uno los entusiastas curas belicosos, mitad curas, mitad soldados, que se inmortalizaron en la gesta libertadora.


PÉREZ, MÁXIMO

Militar y caudillo criollo, a quien puede considerarse el último caudillo. Caudillo no de los grandes, de los primitivos, de los de los tiempos genésicos en que se forjaban las patrias — de que habla Rodó — si no caudillo de la época crepuscular de la semibarbarie primitiva, cuando la República empezaba a vertebrarse y a ser algo más que una palabra, y los caudillos de las discordias civiles no representaban otra cosa que una fuerza de regresión y de desorden.

Nacido en Coquimbo, departamento de Soriano, el 19 de marzo de 1825, pasó la juventud en el campo, adquiriendo fama de guapo, y fué soldado y clase en la Guerra Grande. Cuando se hizo: la paz de octubre del 51, tenía galones de milicias entre los colorados.

Nombrado por su carácter inquieto y altanero, las autoridades policiales de Soriano no veían con buenos ojos

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