Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1003

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la presencia de Máximo Pérez en aquella zona, y pusieron empeño en hacerlo emigrar.

Entonces se fué a vivir a Entre Ríos, donde trabó amistad con el general Venancio Flores, emigrado también, y esta amistad sería, después, el orgullo de su vida.

Había vuelto al país y se domiciliaba en el límite de su departamento y el de San José, al amparo de su amigo el comandante blanco Ciprino Cames, cuando se produjo en 1863 el alzamiento de los colorados, capitaneados precisamente por Flores. En esas circunstancias tuvo lugar un episodio caballeresco. Cames llamado por el Gobierno, salió a campaña a la cabeza de su División; iba en su compañía Máximo Pérez, cuyas ideas partidistas contrarias le eran bien conocidas y ambos tenían, en lo íntimo, su plan. Después de marchar varias leguas, Cames, alargándole la mano, le dijo : “llegó el momento de ir a juntarte con los tuyos…” y Máximo Pérez, estrechándosela, puso rumbo a donde debían estar sus compañeros.

Después de hacer toda la revolución florista, el 19 de mayo de 1865 se le reconoció como coronel graduado de Guardia Nacional, y el 1° de julio, con la misma jerarquía, en el ejército de línea, pasando de inmediato a prestar servicios en el ejército de operaciones.

Gravemente herido en la batalla de Yatay, de un bolazo que le acertaron en la cabeza, se vió en la necesidad de regresar a Montevideo.

Jefe Político del departamento de Soriano por todo el tiempo de la dictadura de Flores, Máximo Pérez pudo ser la garantía política de éste y el hombre que le respondiera de la vasta y rica zona en que mandaba, pero aquel militar chúcaro y analfabeto en el despacho de la Jefatura de la culta Mercedes, constituía al mismo tiempo algo regresivo e intolerable.

Tipo inactual, anacrónico en todo sentido, Máximo Pérez administró Soriano como en cosa propia, reconcentrando en sus manos todos los podes, a punto de ejercer una verdadera dictadura local, que él mismo sintetizó cuando dijo “Don Venancio manda en Montevideo y en Soriano mando yo”.

En verdad mandaba más Gobernador Provisorio de la República, pues era Comandante Militar y Jefe Político, juez arbitrador y componedor, colector y administrador de impuestos, pagador del presupuesto, presidente efectivo de la Junta Municipal, director de obras públicas y jefe de la División Soriano, a la cual convocaba y licenciaba a voluntad.

Una virtud capital salvó a este personaje que fué el caudillo chaná en la concentración de sus poderes, y esa virtud fué la honradez acrisolada, reconocida por sus más encarnizados enemigos.

Por otro lado, oía consejos y se esmeró en que el espíritu de progresos materiales que trajo consigo la revolución del 65, se sintiera en su departamento, haciendo construir el

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