Paes Da Silva, el bravo riograndense Fidelis, el cual quedó muerto en el campo a la par de su segundo el comandante Manuel Illa. Apenas escapó, con hombres contados, el comandante Lino G. Arroyo, después de una lucha inútil por rescatar el cadáver de su jefe. Esta victoria contribuyó evidentemente, a prolongar la lucha que recién tuvo fin con la paz de abril de 1872.
En el levantamiento nacional de 1875, cuyos propósitos eran la restauración del régimen legal abatido por el cuartelazo del 15 de enero, dado en Montevideo con la colaboración de las fracciones netas de los partidos Blanco y Colorado, el coronel Puentes ciñó la tricolor adoptada por los soldados ciudadanos, y tuvo activa participación en el breve período de las operaciones en la primavera del Año Terrible.
Aplastada la revolución por la fuerza incontrastable de los batallones de línea y de los dineros del erario público, empleados para comprar defecciones y ganar adeptos en la clase militar, Puentes quedó virtualmente desligado de su afiliación histórica, y cuando en 1880 se formó el Partido Constitucional, fué uno de los adictos al programa principista de la nueva agrupación.
Comandante y coronel de milicias entre los suyos, el 21 de octubre de 1880 había sido incorporado al ejército de línea como teniente coronel de caballería, aunque no tuvo ubicación ni mando en el ejército, y no permaneció en los cuadros nada más que cinco años, pues el 30 de noviembre de 1885 pidió y le fué concedida la baja absoluta.
Participó en el movimiento ciudadano de marzo del 86 contra el gobierno de Santos. Jefe de la 4ª división invasora por Guaviyú, escapó de caer prisionero en la derrota de Quebracho, el 31 de marzo, ganando el Brasil junto con el general Arredondo, gracias a la pericia del baquiano Ramón Martirena.
Años más tarde, disgregado el constitucionalismo como fuerza política organizada, volvió a las filas nacionalistas, y en 1891 su nombre aparece el octavo entre los 33 jefes componentes de la Junta o Comisión Militar formada con fines de unificar la acción del partido.
Poco tiempo le quedaba para dedicar a ese propósito, pues el 15 de setiembre de 1892 falleció en la ciudad de Tacuarembó.
Ciudadano de ejecutoria limpia, sus nobles condiciones aseguraron a Puentes, “el sordo Puentes”, como se le llamaba familiarmente, la simpatía cordial y unánime que se puso de manifiesto con motivo de su deceso.
PUGNALIN, JOSÉ
Facultativo italiano que por más de veinte años desempeñó la cátedra de clínica quirúrgica en nuestra Facultad de Medicina, siendo una de las figuras más relevadas de la primitiva casa de estudios.
