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Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1051

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dor por el departamento de Flores, votado por los nacionalistas en 1905-07, el nombre de Ramírez sonó de nuevo, algunos años después, a consecuencia de una campaña personalista retrospectiva e injustificada de que fué objeto, y con ese motivo Montevideo y el país, le tributaron una calurosa adhesión exteriorizada en un grandioso banquete público.

Falleció en la capital el 13 de julio de 1913.

La discusión en el Parlamento, sobre si se le tributarían o no honores oficiales al ciudadano eminente que concluía de morir y los que al fin le fueron negados, dió origen a apasionados debates. Desapareció con él, al decir de Rodó, el último sobreviviente de una gloriosa generación de publicistas y tribunos, formados en la escuela de la libertad, y que la propagaron y defendieron en los tiempos más duros de nuestra historia. Figura representativa de una generación batalladora, José Pedro Ramírez la personificó lo mismo en sus cualidades que en sus defectos, y si sus cualidades fueron eminentes, los defectos fueron de aquellos que no envuelven jamás ni intención dañada ni sórdido interés.


RAMÍREZ, OCTAVIO

Hermano de los anteriores y único que siguió carrera militar. Nació en Montevideo en 1844.

La tradición familiar y sus propias ideas liberales lo indujeron, cuando tenía 19 años, a buscar las filas del ejército revolucionario colorado que el general Venancio Flores acaudillaba desde abril de 1863, contra el gobierno de Bernardo Berro.

Fracasada una primera tentativa en que fué capturado por las autoridades de Colonia junto con Servando Martínez, consiguió que le dieran libertad por influencia personal del jefe político del departamento, Juan R. Oribe, y en una nueva vez logró el propósito de unirse a sus correligionarios.

Soldado distinguido en el batallón “24 de abril”, subteniente en mayo del 64, fué herido de bala en el pescuezo en el primer sitio de Paysandú, y sólo por orden superior aceptó retirarse del campo.

Al triunfar la revolución era teniente 1°, y en mayo del 65 tuvo grado de capitán, marchando al ejército de operaciones contra el tirano del Paraguay. Se halló en Yatay, donde una bala lo contusionó en el pecho, y en la rendición de Uruguayana.

Por divergencias con el coronel W. Regules, jefe del batallón “24 de abril”, Ramírez, lo mismo que Servando Martínez, Carlos Gurméndez y Eduardo Vázquez, solicitó su separación del cuerpo, regresando a Montevideo.

Sin destino activo en la capital, prescindente de las luchas que dividían su partido, cuando en 1870 el coronel blanco Timoteo Aparicio levantó bandera revolucionaria, se incorporó al ejército del general José Gregorio Suárez, tocándole debelar ciertos trabajos que se tramaban

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