de Inválidos, se le designó el 24 de abril oficial 19 de la Tesorería.
Su calidad de inválido no fué obstáculo, sin embargo, para que en 1857 tomase parte en la revolución colorada que tuvo por jefe al general Cesar Díaz, tan trágicamente concluida a principios del año siguiente. Por tal motivo fué dado de baja y borrado del escalafón por traidor a la patria el 15 de enero del 58. Prisionero en Quinteros el 1° de febrero, salvo la vida gracias a la intervención del coronel Francisco Lasala, y luego fué puesto en libertad el 24 de febrero incluído en la lista de “anarquistas” indultados por el presidente Pereira. En su país, donde se refugio después de esta derrota, se puso a órdenes del general Venancio Flores, que servía en el ejército de Buenos Aires.
Pronunciado el general Flores contra el gobierno de Berro en abril de 1863, participó en la campaña junto a su antiguo jefe, luciendo galones de teniente coronel, y fué comandante de un batallón de infantería denominado “24 de Abril”, desde igual día del año 64. A la hora en que la revolución venció en 1865, el cuerpo fué regularmente Incluido entre las demás unidades de línea del ejército y continuo bajo las órdenes de Regules, promovido a coronel el 19 de mayo del 65. Fue él quien lo condujo a la campaña contra el Paraguay, permaneciendo a su frente hasta poco después de la victoria de Yatay.
El 11 de enero del 67 recuperó su antigua situación de Inválido, fué Jefe Político de Paysandú ese mismo año y de allí pasó a Capitán del Puerto de Montevideo, en cuyo cargo se mantuvo hasta el 3 de abril de 1868.
Había desempeñado, anteriormente, una misión especial en la República Argentina, cuando se buscaba a Eduardo Bertran, después de la conspiración de le Mina, sin lograr huella alguna del peligroso comandante fugitivo.
En 1869 sublevóse para seguir al general Francisco Caraballo — de mayo a julio — en aquella revolución sin bandera ni causa que pudiese justificarla, denominada “revolución cursista” y figuró entre los capitulados de Mazangano.
Adherente al motín del 15 de enero de 1875, con esa misma fecha el gobierno usurpador lo nombro Capitán del Puerto, cargo que ya tenía desempeñado antes, y se le señalo como un elemento de valer entre los adictos al presidente Pedro Varela. Obligado por los sucesos políticos que se venían precipitando, renunció el cargo el 31 de enero de 1876.
Pocos días después, al desaparecer Varela de la escena política cuando el coronel Lorenzo Latorre se proclamó dictador, la suerte de Regules cambió totalmente, pues el nuevo gobernante, hostilizándolo cada vez más, lo puso en el caso de embarcarse fugitivo para Buenos Aires
