Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1098

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

ca, el soldado principista del 75 aceptaba así prestar su apoyo a un gobierno de facto, siquiera fuese en una esfera subalterna, para lamentarlo en su íntimo cuando los horizontes políticos se aclararon y las consecuencias de la política acuerdista se fueron poniendo de manifiesto. Desempeñó su cargo de Jefe del Parque Nacional hasta el mes de octubre de 1898, fecha en que pasó en calidad de agregado al Ministerio de Guerra y Marina.

Poseedor de una preparación profesional poco corriente, estudioso y dedicado a su carrera, dió a la prensa porción de capítulos de tema militar y algunos relacionados con la campaña del Paraguay. Asimismo, tradujo del francés varios estudios de materia facultativa, dos dé los cuales, que versan sobre la guerra anglo-boer, corren impresos en libro.

El presidente Brum, reparando injustas y antiguas postergaciones, confirió al coronel Cándido Robido las palmas de general de brigada el 18 de febrero de 1920, y el 12 de junio de 1926 ocurrió su fallecimiento en Montevideo.


RODÓ, JOSÉ ENRIQUE

Hombre de letras, prosista, filósofo y crítico consagrado como alta cumbre del pensamiento americano, Nació en Montevideo el 15 de julio de 1872, hijo del comerciante catalán José Rodó y de Rosa Piñeyro, Era el menor de la familia, y el segundo varón que llevaba el nombre paterno, pues un hermano, José, había fallecido en la misma capital, mozo ya, en 1869, en la primitiva casa de la calle Treinta y Tres N° 199 casi esquina Buenos Aires, que después tuvo el N° 1287. “Niño mimado de casa antigua y rica, dice Hugo D. Barbagelata, educóse en la primera escuela laica y libre que existió en el país, la Escuela Elbio Fernández y sólo en el hogar recibió esa enseñanza católica que muestras madres dan, exenta de clericalismo aunque llena de religiosidad y de preceptos morales”, Se distinguió entre sus condiscípulos más inteligentes y aplicados, y reconocióse pronto la superioridad del amable y simpático compañero. Aquí apuntaron también sus aficiones literarias, figurando entre los redactores de un periódico escolar.

“Huérfano de padre en 1885, — dice Osvaldo Crispo Acosta — encontró sus propios cuidados y cariños en su tío y padrino Don Cristobal Rodó, que en el deseo de habituarlo a trabajar, lo puso de amanuense en el estudio de un abogado, el Dr. Ildefonso García Lagos”.

“El muchacho no perdía allí un solo momento; pues en los ratos libres de otra ocupación abría un libro y se pasaba horas enteras embebido en la lectura.”

Había dejado la Escuela Elbio Fernández para cursar en la Universidad estudios secundarios, en 1883. Sus estudios fueron estudios libres, eligiendo entre las materias de programa aquellas que se avenían con

— 1098 —