Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1100

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América, como una amenaza: la expansión yankee con su utilitarismo y la materialidad de su fuerza. Aparte de su fundamental e indudable sentido político, de “Ariel” se ha escrito: “obra de pensamiento, es de noble extirpe, de fecunda enseñanza y de trascendencia suma: obra de arte, es de una galanura y de una belleza incomparable”. Cinco años después de la aparición de “Ariel”, en 1905, vió luz el folleto “Liberalismo y Jacobinismo”, donde están reunidos sus artículos polémicos con el doctor Pedro Díaz, líder anticlerical, Conserva en este caso Rodó su posición ecléctica. Liberal en cuanto rechaza el imperialismo dogmático de la iglesia, rechaza asimismo como intolerancia jacobina, toda actitud de hostilidad a la religión. No cree él personalmente — apunto de un comentario —, en la divinidad de Cristo ni en lo sacramental de su doctrina; su Jesús es el mito poético filosófico de Renán, pero cree que el crucifijo como símbolo de la caridad cristiana, está bien en las salas de los hospitales de la nación. Partidario en principio del Estado laico y de la más completa libertad de cultos, dice el mismo escritor, entiende que el laicismo puede y debe armonizarse con el respeto a la tradición católica. Rodó, que estaba afiliado al Partido Colorado y había sido uno de los primeros elementos del Club Vida Nueva, formaba parte de la Cámara de Diputados desde 1902, votado en Montevideo para la vigésima primera legislatura. Volvió al parlamento, siempre elegido en la capital, en los periodos legislativos 1905-08, 1908-11 y 1911-14, pero no tuvo ni actuación saliente ni se caracterizó tampoco por su labor en comisión. Varios discursos buenos y de fondo, dichos en estilo pulcro y elegante, y varios proyectos, algunos convertidos en leyes — atinentes a tópicos de cultura — resumen toda la obra de Rodó en la Cámara de Diputados,

Dentro de su sector político figuró entre el grupo independiente, proclive a las soluciones de moderación y de justicia, Por eso negó su voto cuando vino al caso y supo fundar su negativa a riesgo de malquistarse, como al fin sucedió, con los poderosos del gobierno que concluyeron por cerrarle las puertas de la reelección, en 1913.

En 1909 había publicado su nuevo libro “Motivos de Proteo”, libro enorme y hondo. Era una obra fragmentaria trabajada con intermitencias en la cual predomina el mismo espíritu de “Ariel", pero sin alcanzar la significación doctrinaria de éste. Más fuerte como valor literario, su fondo filosófico aparece sin definición. Las “Paráboles” que integran sus páginas, tenidas como lo mejor de su contenido, “son verdaderos poemas en prosa, páginas de alta categoría literaria que perdurarán entre las mejores que hayan producido las letras hispanoamericanas”. En el “Mirador de Próspero”, — recopiló una gran parte de escritos dispersos, entre los que cuentan sus admirables estudios sobre Juan

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