Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1104

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bros de la minoría opositora que, en el parlamento, libró batalla a las prepotencias del oficialismo santista. Declarado cesante por la mayoría gubernamental, conjuntamente con sus colegas, Antonio María Rodríguez dejó el país yéndose a Buenos Aires.

La evolución política de noviembre de 1886 le permitió ingresar en la magistratura como Juez Letrado Correccional, el 26 de febrero de 1887, puesto del que hizo abandono para dedicarse de lleno a la política, reentrando a la cámara como diputado por la capital el año 1888, y ser reelecto en los períodos legislativos de 1891 a 1898. Disueltas las cámaras por el golpe de Estado de Cuestas, el 10 de febrero del 98, pasó a ocupar un asiento en el Consejo que hizo de parlamento en el gobierno de facto, y restablecida la normalidad constitucional vino de nuevo a la cámara de diputados, votado en Tacuarembó en 1899 y después como diputado por la misma jurisdicción en 1905, 1908 y 1911. Al concluir este último periodo, fué senador por Tacuarembó en el sexenio 1913-19,

No obstante su feliz iniciación parlamentaria, esta prolongadísima continuidad legislativa, a través de tantos gobiernos y de tantas alternativas políticas certificaron la ductilidad de carácter del Dr. Rodríguez, actuante muchas veces como elemento de primera fila en todas las situaciones que se sucedían en el país.

Presidente de la Cámara de Diputados por término de largos años, desarrolló en el parlamento una intensa y fecunda labor: orador de fuste en los debates y trabajador sin descanso en las comisiones. En términos generales, puede decirse que no hubo en las cámaras asunto de importancia en el cual, de una manera u otra, el Dr. A. M. Rodríguez no interviniese.

Paralelamente a esta vasta y dedicada labor en las cámaras, y a la no menos importante, desarrollada en diversas comisiones redactoras o revisoras de distintos códigos, delegaciones y congresos internacionales, el Dr. Rodríguez ejercía altas funciones entre los dirigentes de las fracciones oficialistas del Partido Colorado, que acompañaban a tono a la presidencia de la República, y fué en trances enredados de la política, la persona más capacitada para sortearlos y para asumir o cargar con la responsabilidad de resoluciones, en las cuales poco había tenido que ver.

Senador por el departamento de Tacuarembó en 1913 como se dijo antes, vino a hallarse en cierta contraposición con el presidente Batlle y Ordóñez, en su segundo período gubernativo y, aunque sin adoptar una actitud de opositor a todo trance, incompatible desde luego con su temperamento, adhirió al bloque de los trece senadores que hicieron fracasar las reformas constitucionales patrocinadas por la fracción batllista.

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