Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1136

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

el triunfo de Palomas, pagado demasiado caro con la pérdida del comandante Carlos Lallemand.

Vencida la Tricolor por la fuerza incontrastable de los batallones de línea y de los dineros públicos de que disponía el gobierno para provocar defecciones y comprar adictos, emigró a la Argentina, dividiendo seis años de expatriación entre Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos.

El gobierno de Vidal, que había decretado la amnistía de 1881, lo repuso en su antiguo grado militar; pero fuera del aporte de sus prestigios a la campaña que se inició para traer a la Presidencia de la República en 1890 al Dr. Julio Herrera y Obes, Saldaña se abstuvo de participar en política y vino a fallecer en el Salto el 6 de julio de 1889, sin que pudiese alcanzar la hora de ver triunfante “el Presidente civil” que siempre había deseado para su país, este militar que, ni cuando vestía uniforme, dejó de ser nunca, él tampoco, un hombre civil.


SALTERAIN, José Miguel JOAQUIN DE

Médico, filántropo y hombre político, hijo del comerciante vasco español Patricio de Salterain, había nacido en Montevideo el 30 de noviembre de 1856.

Con propósito de que se formara en España se le envió a Barcelona, en edad juvenil, iniciando sus estudios con los Padres Escolapios, en aquella ciudad.

Por motivos de salud tuvo que retornar a la patria, donde luego de bachillerarse, matriculóse en cursos de medicina.

Muy aplicado y muy serio, José María Montero, Ministro de Gobierno en la administración de Latorre, lo llamó a su lado como secretario particular, facilitándole de este modo la prosecución de su carrera de médico, y más tarde ejerció funciones de secretario de la propia Facultad en que se formaba.

Apenas graduado, el gobierno del general Máximo Santos eligió al doctor Salterain para ocupar una de las becas repartidas entre los tres jóvenes médicos que, de acuerdo con una ley de 1° de mayo de 1884, debían trasladarse a Europa a perfeccionar sus conocimientos “a mérito de sus aptitudes intelectuales y de su contracción al estudio”, para luego ser profesores de nuestra Facultad de Ciencias Médicas.

Con generosidad inhabitual en casos semejantes, el Presidente fijaba la asignación de los becados en doscientos pesos oro mensuales con un viático, añadido, de mil.

Salterain, que conservaba con licencia la secretaría de la Facultad, se embarcó para Francia, y en París ingresó en la clínica oftalmológica del sabio profesor polaco Javier Galezowsky, donde hizo un curso brillante, mereciendo distinciones personales de su jefe.

Volvió al país siendo un oculista

— 1136 —