Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1137

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

de verdadera prestancia y entró a ejercer su profesión dando asistencia gratuita a las clases necesitadas, al mismo tiempo que enseñaba en la Facultad.

Altruista y desinteresado siempre, inició años más tarde la primera campaña contra la tuberculosis, que se organizara en la República, y en una cruzada de humanidad verdaderamente admirable, en puesto de Presidente de la Liga Uruguaya formada para combatir el flagelo, no escatimó esfuerzo en la lucha, ni hubo dificultad que lo arredrase. Contó, indudablemente, con importantes colaboradores, pero se puede afirmar en plenitud de verdad, que el Dr. Salterain fué el alma mater de aquel generoso movimiento, cuyos beneficios alcanzaron una extensión incalculada y significó un éxito trascendente.

En avanzada edad reeditó, aunque en menor escala, una campaña semejante contra el alcoholismo, habiendo tenido tiempo, asimismo, impulsado por su cultura y su por toda bella iniciativa, para llevar a cabo la exposición histórica de 1900, de la cual tuvo origen inmediato el Museo Histórico Nacional. Infelizmente, el presidente Cuestas, distanciado casi en seguida del doctor Salterain por cuestiones políticas, se vengó de su ex-colaborador y amigo privando de recursos al novel instituto, condenándolo a languidecer, por muchos años, como un simple anexo del viejo Museo de Historia Natural.

Hasta la época de Cuestas, Salterain, no obstante contarse entre las filas del Partido Colorado, no había tomado ninguna participación en nuestra política, y recién se inició en ella el 4 de diciembre de 1897, al aceptar del presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo, Juan Lindolfo Cuestas, la cartera de Relaciones Exteriores, que el doctor Mariano Ferreira concluía de abandonar. El distinguido médico, siempre un poco iluso, afrontaba la responsabilidad histórica que el viejo abogado legalista no había querido tomar sobre sí, y ligó su nombre — tal vez por un exceso de buena fe — al atentado institucional del 10 de febrero de 1898.

Una vez seguro en el mando, el dictador halló modo de deshacerse del canciller, y el 21 de julio Salterain era sustituído en el gabinete. En compensación se le nombró para ocupar en el Consejo de Estado el puesto que dejaba vacante el general Ricardo Estevan, uno de los jefes del pronunciamiento del 4 de julio.

Votado representante para la 20ª legislatura, el rompimiento con Cuestas fué tan completo que éste no permitió — influyendo sin reparos en el proceso eleccionario de 1902 — que los votantes del Salto llevasen a Salterain al Senado. Electo diputado en las 22ª y 23ª legislaturas, su natural díscolo, refractario a las disciplinas del comité, concluyó por excluirlo del parlamento y de la política militante. Volvió al llano a trabajar,

— 1137 —