Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1139

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da, o encargándole alguna operación en casos necesarios y si se hiciera acreedor a esa confianza", conforme al texto de un oficio del Supremo de fecha 17 de mayo de 1865. Se le daba orden, también, “que los recibiera con demostraciones de reconocimiento y benevolencia”. (Archivo Fernández Saldaña).

Enfermó Salvañac al poco tiempo de entrar en campaña, y tuvo que detenerse un en Villa Encarnación antes de seguir para el sur.

Encerrado con los paraguayos en Uruguayana, fué hecho prisionero el día de la capitulación de la plaza el 18 de setiembre, pero por odio al general Flores, no quiso entregar la espada sino al Brasil, lo mismo que su hermano. Fuera de este detalle un poco antipático, para cuya justificación — pretendida — tuvieron que sacarse a luz las ejecuciones de Paysandú, los prisioneros uruguayos aliados del tirano paraguayo, habían observado una conducta correctísima en el ejército de Estigarribia, según lo consigna el propio coronel León de Palleja en su “Diario” con proverbial honradez. Felipe Basaldúa — que estuvo en Uruguayana en los días del asedio — escribía al respecto en “El Siglo” de Montevideo, diario enemigo de ellos, el 18 de noviembre de 1866: “... En Uruguayana hicieron todo el bien que pudieron ya defendiendo a varias familias de los insultos brutales de algunos jefes enemigos, ya protegiendo de la rapacidad de la soldadesca desenfrenada los intereses de nuestros vecinos. Nunca pactaron con las infamias de sus compañeros y continuamente les oía reprobar sus iniquidades; vivían moralmente separados y sólo se ponían de acuerdo en los asuntos de servicio. Estaban arrepentidos (sin renegar de sus opiniones) de haberse unido a gente tan inmoral y desorde. nada, y sólo el pundonor los obligaba a continuar con semejantes compañeros”.

Entregados a Pedro II, Juan Pedro Salvañac, su hermano Justiniano y Pedro Zipitría, bajaron el río Uruguay en un barco de guerra imperial que los condujo a Río Janeiro donde estuvieron una larga temporada en carácter de prisioneros.

Vuelto más tarde al país, el doctor Salvañac tomó participación activa en el movimiento revolucionario blanco que encabezó el coronel Timoteo Aparicio de 1870 a 1872, siendo uno de los que planeó con el francés La Morvonais el ataque por agua a Montevideo, frustrado el 6 de diciembre de 1870. — (Ver La Morvonais).

Celoso y amigo de mando, disputó a Inocencio Benítez la supremacía de las fuerzas de la revolución al norte del Río Negro, con grave perjuicio de los intereses del propio partido que contribuía a anarquizar.

Jefe de condiciones, y principalmente audaz, junto con el comandante Juan M. Puentes derrotó al coronel gubernista Paes da Silva en Corrales, el 15 de agosto de 1871.

Como sucedió con la gran mayoría de los hombres de su parcialidad política, prestó apoyo a la dictadura de Latorre, El sombrío Gobernador,

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