Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1140

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por su parte, lo hizo Auditor de Guerra con fecha 6 de setiembre de 1876.

El tono de partidismo descolorido de la administración de Latorre no fué precisamente el que caracterizó al de su sucesor el Dr. Vidal, detrás de quien mandaba el coronel Máximo Santos, su Ministro de Guerra. Explotó el nuevo gobierno, por el contrario, el nombre y la divisa colorada provecho de sus planes, por lo que Salvañac no pudo continuar siendo gubernista.

Redactó en 1881 el diario “El Pueblo”, órgano en Montevideo de los blancos netos, que combatía los planes de reorganización “nacionalista” en que hallábanse empeñados muchos de sus correligionarios. Electo para formar parte de las autoridades dirigentes de la agrupación así orientada, se volvió contra ella en términos airados: “Mi nombramiento ha tenido origen en el seno de un partido que se improvisa bajo el amparo fementido, y mendigando a la vez, los favores del gran Partido Blanco... Yo no puedo ni debo desertar jamás de ese Partido... El partido novísimo apellidado galantemente “nacionalista”, aunque adornado con ajenas plumas para reclutar prosélitos, no procede con altura ni patriotismo, desde que trata engañosamente de debilitar a la agrupación política a que pertenezco”. “Es cierto que en los partidos nunca faltan tránsfugas ni traidores, y para éstos el desprecio y la condenación perpetua”.

Poco más tarde se fué para la República Argentina. Intentó regresar a fines del 82, cuando Santos era ya Presidente, pero la policía lo persiguió, obligándole de nuevo a embarcarse furtivamente para Buenos Aires.

En la emigración su nombre apareció con el del jefe de una intentona revolucionaria, señalada por un brote aislado en la ciudad de San José el 4 de abril de 1884. (Véase Visillac). Salvañac, que había abandonado Buenos Aires en tren de venir a la República, no alcanzó a salir de territorio argentino.

Un año más tarde vuelve a encontrársele mezclado en la tentativa del mayor Máximo Layera y se le culpó de ser uno de los causantes de su derrota. (Véase Layera).

Poco reflexivo, en 1886 se presentó al ejército revolucionario que estaba reuniéndose en Entre Ríos, al frente de un plantel de hombres con divisas blancas, que el general Arredondo ordenó fueran retiradas enseguida. Vencida la revolución en la batalla de Quebracho donde mandaba la 3ª división, el 31 de marzo, pudo escapar junto con Arredondo, ganando el Brasil.

Desde esta época el Dr. Salvañac se muestra retirado de las actividades revolucionarias, y durante la administración del Dr. Herrera y Obes volvió al país, tomando parte en los trabajos de unificar su partido, aplacada su vieja intransigencia tradicional, siendo en 1891 presidente del Centro Militar nacionalista, que tenía como vices a los coroneles Saura y Pampillón.

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